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Escribir desde el corazón

Actualizado: 21 ago 2024


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Vivimos en un mundo basado en el ego, donde las apariencias son más valoradas que la verdad. De ese modo, es fácil olvidar quién eres al nivel más profundo. De hecho, evitarás encontrarte con las profundidades de tu alma cuando no eres honesto.


Las grandes verdades alteran tu parte condicionada, que está “cómoda” como está. Sin embargo, cuando no eres honesto respecto a quién eres, empieza a generarse cierta sensación de culpa que puede sabotear tu vida. Y la culpa contribuye a la depresión.


La deshonestidad no debe ser maliciosa o crónica. Las sutiles mentiras sociales también contribuyen con la depresión. Si no eres honesto respecto a quién eres en realidad, tu vida será perturbada por las partes negadas de tu psique.


La presión para acoplarse se intensifica en nuestros años de adolescencia. En esa etapa, puede darnos miedo dar voz a tu alegría, a tus pasiones, a tu sexualidad, a tus preferencias y a tu fuerza. Al callarte, puedes llegar a deprimir al no sentirte visto, apreciado o reflejado en nadie.


¿Cuál puede ser una solución a esto? Lleva diarios: de escritura, de arte, de sueños, de poesía ... de lo que quieras. Más adelante, cuando los releas, empezarás a sentirte real, sustancial e importante - por lo menos para tí mismo, que es lo principal y básico. Con la práctica, descubrirás tu originalidad, que posiblemente no reconocías en los tiempos cuando querías acoplarte a los demás.


El ego empieza a formarse en la infancia temprana. Al necesitar satisfacer los deseos y expectativas de tus padres, compañeros y maestros, aprendiste que ciertas actitudes y comportamientos son aceptables y otros no. Los aceptables entonces construyeron tu máscara social, y los inaceptables fueron escondidos y reprimidos y forman tu sombra.


Cuando no te expresas honestamente, tu sombra puede volverse hostil y escapar de repente en exabruptos o crisis emocionales súbitas.


Nuestras verdades inconscientes están almacenadas en la sombra por un motivo. Tememos no pertenecer. Cuando expresas tu verdad, puede haber cierta resistencia a sobresalir, a expresar diferencias o a decir cosas que desafíen las expectativas externas.

Escribir (o pintar, o cualquier forma que elijas para expresarte), se lleva dedicación y paciencia para lograr romper los condicionamientos familiares y sociales que te mantienen enganchado en referencias del exterior.


El miedo a perder el control puede ser intenso también cuando empiezas a expresar tu verdad. Sin embargo, a medida que vayan saliendo palabras o imágenes dándole la vuelta a tu crítico interno y a la autocensura, puedes ser testigo de cómo la honestidad nutre las partes descuidadas de tu psique.


Sin duda, uno no comparte su verdad más íntima con cualquiera, pero puedes crear un lugar sagrado para expresarte diariamente.


En el mundo del ego, lleno de apariencias perfectas, todos tenemos algo que esconder. Todos tenemos una particularidad que no encaja en los estrechos estándares de la aceptación social. A medida que maduras, debes encontrar formas de ver con precisión estas partes descuidadas de tu ser.


Tu máscara social lo que hace es evitar que realices la tarea más importante de la vida (según Jung): la individuación. Solo puedes convertirte en una persona auténtica al sacar tu verdad reprimida a la consciencia a través de escritos, sueños y reflexión diaria.

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Tener un espacio sagrado donde puedas ser realmente tú mismo es un ritual precioso y privado de autenticidad. Las partes de tí que se han sentido ignoradas y rechazadas esperan tu reconocimiento, validación y estímulo. Ser un testigo compasivo de tu verdad auténtica en un diario, hace más fácil que expreses al mundo quien realmente eres.


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