Gandhi y la congruencia
- Gabriela Benitez | COACH
- 28 sept 2016
- 2 Min. de lectura

Una madre llevó a su hijo ante Mahatma Gandhi e imploró: Por favor, Mahatma, inste a mi hijo a no comer azúcar. Gandhi, después de una pausa, pidió: tráigame a su hijo de aquí a dos semanas.
Dos semanas después, ella volvió con el hijo. Gandhi miró bien profundo en los ojos del muchacho y le dijo: “No comas azúcar”
Agradecida, pero perpleja, la mujer preguntó: ¿Por qué me pidió dos semanas? ¡Podía haber dicho lo mismo antes!
Y Gandhi respondió: Hace dos semanas atrás, yo estaba comiendo azúcar.
¿Te has puesto a pensar qué tan coherente eres tú en tu vida? ¿O en las recomendaciones que das a tus hijos o amigos? Vamos por la vida girando instrucciones a diestra y siniestra, muchas veces sin detenernos a observar nuestro propio comportamiento.
“¡No critiques!”….pero no dejas de hacer comentarios sobre la forma de vestir de la vecina.
“¡No digas mentiras!”….pero tú las dices cuando no quieres enfrentar algo.
“Come bien”….y eres la primera en comprar chatarra para tu familia.
Si te preguntas por qué tus recomendaciones le entran por un oído y le salen por otro a quienes se las das, ve qué ejemplo das. Lo que hacemos habla mucho más fuerte que lo que decimos, así que la próxima vez que te sientas tentada a dar el mejor consejo del mundo detente un segundo a ver si tú lo llevas a cabo. Si lo haces, adelante, nada mejor que alguien con experiencia te guíe. Pero si no, por favor no lo hagas. Guárdatelo. Practícalo y hazlo parte de tu vida antes de querer imponerlo a los demás. Verás cómo cambian tus relaciones con los “aconsejados”.
GABRIELA BENÍTEZ | COACH
04455 3333 2371
Comentarios